14 de mayo de 2021
Este es el primer artículo de este blog, lo que esperamos sea una nueva tradición de lectura para todos. La verdad es que no aspiramos a dar clases por este medio ni mucho menos generar polémicas. Somos más simples, somos urgenciólogos, no nos gusta lo complicado. Nos gustan las lecturas simples, las películas con muchos efectos especiales y la música que podemos tararear cuando hacemos masaje cardiaco. Es por eso que por primera vez queremos hablar de nosotros de manera simple, honesta, franca y de frente.
El título de esta primera entrada no es para nada alentador, en Chile 3 años y 1 día es la sentencia de plena aflictiva y coincidentemente casi todos los programas de residencia - conocidos como Becas también - tienen una duración de tres años. Son tres años en que la mayoría de los programas exigen dedicación exclusiva, lo que implica no poder trabajar en otros lugares. Además, aunque uno quisiera, probablemente las demandas académicas y asistenciales de cada programa harían imposible tener el tiempo para poder dedicarse a un segundo trabajo.
Son tres años de esfuerzo y dedicación, pero al final del camino vale la pena. Después de los tres años te puedes hacer llamar anestesista, radiólogo, internista, cirujano e incluso urgenciólogo. Entonces la pregunta es, ¿por qué estudiar Medicina de Urgencia como especialidad? La verdad es una pregunta difícil de responder, pero espero poder tirar algo de cebo en las aguas de quienes todavía no saben a qué dedicarse y han pensado en urgencia como una opción.
¿Por qué estudiar Medicina de Urgencia?
Para empezar, debemos enfrentar una realidad de la Medicina de Urgencia, estamos llenos de clichés. “Los 15 minutos más entretenidos de todas las especialidades”, “Estamos 24/7/365”, “Somos la respuesta a las necesidades de la gente frente a los defectos de los sistemas”. Honestamente, me cargan todos los clichés. Son demasiada poesía para un trabajo. Shakespeare describe a la muerte de manera preciosa, pero eso no hace que sea mejor que lo que realmente es. Finalmente, la muerte describa como se describa implica morir. La urgencia no es distinto, describa como se describa seguirá siendo la urgencia.
La urgencia es un lugar desordenado, un lugar dinámico y lleno de interrupciones, en donde no existe ningún control respecto a la llegada de pacientes, no podemos elegir la severidad de nuestros pacientes y más, cuando cada paciente es un nuevo paciente para todos nosotros. ¿Qué es lo que atrae de urgencia entonces? Bueno, todos estos defectos son los que terminan atrayendo. Cada paciente es un nuevo paciente, depende de nosotros poder ayudarlos en un tiempo limitado y una vez que estamos en eso, vemos que no sólo la atención de esa persona en particular depende de nosotros sino que además todos los que están afuera esperando.
Muchas personas se fijan en el lado oscuro de la urgencia, que sólo vemos dramas, que nos sometemos a una vida de turnos, que la urgencia no para. Siendo esto una verdad parcial debemos considerar varias cosas. Lo primero es que vemos tantos dramas como cualquier otra especialidad y sólo vemos dramas distintos. El psiquiatra que le dice a una familia que su hijo es esquizofrénico o el oncólogo que diagnostica un cáncer claramente no está entregando buenas noticias y son tan dramáticas como cualquier otra mala noticia en nuestra profesión. Lo segundo es que la mayor parte de la consulta de urgencia terminan siendo cuadros leves, que si bien pueden ser desagradables, distan mucho de ser eventos que cambien la vida de una persona.
Respecto a la vida de turnos… es lo mejor
Pocas especialidades no hacen turnos y de las que hacen turnos la mayoría deben mantener andando pabellones, consultas, salas, etc... para poder generar ingresos. Nuestro ingreso son los turnos, por lo tanto, cuando se acaba mi turno puedo descansar, me puedo desvincular, nunca fue mi agenda la que estaba viendo entonces puedo apagar el modo de trabajo y dedicarme a tener mi vida. Es cierto que nos va a tocar trabajar fines de semana y en feriados, pero de nuevo, el cirujano al que llamo en navidad para ver una apendicitis, el traumatólogo con quien evaluamos un politrauma un día domingo y el cardiólogo que ingresa el infarto con supra a las 3 de la mañana también están de turno conmigo y probablemente ellos tengan pabellones, visitas o consultas al día siguiente.
Finalmente, destacar que esta es una especialidad en desarrollo en nuestro país, lo que implica un montón de oportunidades. Hay mucho por mejorar y mucho a que dedicarnos. La necesidad de generar nuestros propios follows o subespecialidades, desarrollar nuestra evidencia local, poder educar a la población respecto al uso de las unidades de emergencia, reforzar los sistemas prehospitalarios, cambiar la forma de gestión de nuestros lugares de trabajo, involucrarnos cada vez más en la formación de pregrado y una larga lista más de desafíos que tenemos por delante, hacen que esta especialidad no sea interesante solamente desde el punto de vista asistencial, sino que también desde el punto de vista de poder generar carrera en diferentes áreas como las administrativas, académicas, desarrollo de proyectos y muchos más.
Somos personas simples y con gustos sencillos porque ya nos dedicamos a algo que es lo suficientemente complejo e innovador. En esta primera carta a ustedes espero haber derrumbado algunos de los mitos respecto a la vida siendo urgenciólogo y haberlos invitado a considerar la Medicina de Urgencia como condena.
Escrito por:
Mikel Urquiza Ruiz, egresado de la especialización en Medicina de Urgencia UC.